En el fondo del mar
y a lo largo de todo nuestro litoral se esconde parte de la historia del
Perú. Investigadores realizaron una exploración en el mar, y lagunas alto
andinas y los resultados son sorprendentes, se hallan lugares entre ellos se
ubicó un asentamiento doméstico prehispánico en una de las lagunas así mismo
segmentos de caminos incas o QAPAC ÑAN bajo el mar, arquitecturas en el lago
Titicaca y otros vestigios.
Esto lo sabe Rocío Villar Astigueta, experta en arqueología
subacuática, quien pudo comprobar que en el fondo de varias lagunas altoandinas
también están sumergidos vestigios con detalles desconocidos de nuestra
historia.
Rocío Villar no había nacido cuando, en 1970 Jacques Cousteau, y
su equipo bucearon en las heladas aguas del Titicaca para ubicar parte de
nuestro patrimonio cultural. Ha pasado medio siglo desde aquella hazaña y la
arqueología subacuática como disciplina científica aún no despega o se sumerge
en el Perú: No existe la especialidad universitaria y son muy pocos los
especialistas. Villar es de esas personas, que conforman la pequeña tribu de
aventureros.
“Cousteau fue un visionario y un pionero. Su labor inspiró y
sigue despertando pasión en los amantes del mar. Además, su gran aporte fue el
perfeccionamiento del respirador autónomo de buceo, herramienta que brindó
libertad para efectuar inmersiones de tiempo prolongado y con seguridad a
investigadores y científicos de diversas disciplinas”, sostiene la arqueóloga
Lo cierto es
que hace diez años un grupo de arqueólogos liderados por Carlos Ausejo formaron el CPAMS (Centro Peruano de Arqueología
Marítima y Subacuática). Ellos han realizado trabajos de reconocimiento en
áreas intermareales. En este grupo también figuran José Hudtwalcker, quien independientemente ha realizado estudios en
la isla San lorenzo, y Piero Guarisco, ambos buzos. El CPAMS cuenta con un
grupo de estudiantes que han recibido formación en arqueología subacuática.
“Durante los
años 2013 y 2015 en la Dirección General de Patrimonio Cultural,en ese entonces
dirigida por Ana María Hoyle, y siendo yo responsable del área de patrimonio
cultural sumergido, trabajaremos en la capacitación de tres arqueólogos,
quienes obtuvieron su licencia de buceo recreativo”, recuerda Villar, “Dos de
ellos viajaron a Colombia, con una beca de la UNESCO, para capacitarse en
arqueología subacuática. Sus nombres son Luis Manuel Gonzales La Rosa, Arstrid
Suárez Oyola y Raúl Palomino, quien iniciará pronto sus estudios de postgrado
en arqueología marítima en A & M University, añade
Islas de Pachacámac
Villar forma parte del equipo de arqueólogos del Santuario de
Pachacámac.
Todos los días, mientras realiza su recorrido,contempla la
denominada “Isla de la Ballena”. El
mito de origen de la isla y del peñón figura en el Manuscrito Quechua de
Huarohirí”. A partir del 2013 se hizo realidad el proyecto Isla de Pachacamác,
con inversiones frente a sus costas.
“Ese año
afirma Villar se marca un hito para la
arqueología subacuática del Perú Además de la investigación científica, este
proyecto está concebido como un programa piloto del Ministerio de Cultura y el
Proyecto Qhapaq Ñan para producir la arqueología subacuática como disciplina científica
en el Perú, implementar una metodología apropiada, capacitar un equipo de
arqueólogos subacuáticos nacionales y sensibilizar a la población”
Bajo la
dirección de la arqueóloga Denise Pozzi Escot, el programa Islas de Pachacámac
ha concluido tres temporadas con alentadores resultados en términos científicos,
de capacitación de arqueólogos y sin reporte de accidentes o pérdidas humanas y
materiales.
Se hicieron exploraciones en el mar, lagos y lagunas altoandinas
con resultados sorprendentes. Fueron identificados y estudiados a varios
sitios, entre los que figuran un asentamiento doméstico prehispánico en una
laguna a 4,600 msnm, segmentos de caminos inca, arquitectura en el lago Titicaca
y una embarcación de madera con su cargamento y cañones
Pasión por el mar
Rocío Villar nació en Lima. Se graduó como arqueóloga en la Universidad
de San Marcos. Se explaya sin dificultad en su especialidad arqueológica pero
no recuerda bien cuándo y por qué empezó su pasión por el mar. "Nací en
Lima, mi madre es de Arequipa y mi papá de Canta. Tengo una abuela huancaína.
Pero siempre íbamos a la playa y creo que eso me marcó. Una tarde, regresando
de Santa María a casa, mi mamá se desvió de la carretera y nos llevó a mis
hermanos y a mí a conocer Pachacámac. “Quedé
admirada. Esos veranos de felicidad en la playa creo que fueron decisivos en mi
vida", sostiene.
"Cuando me sumerjo en el agua no
hay ruido, nadie habla de más, no hay nada que perturbe y uno se tiene solo a
sí mismo. Eso me gusta y me da una sensación de paz difícil de explicar y
difícil de conseguir. Además, el mar tiene una fuerza inmensa, me hace sentir
pequeña, vulnerable, pero creo que es una preparación para la vida, para
enfrentar cualquier reto u obstáculo con respeto y valentía", sentencia.
Camino sumergido
Hizo sus prácticas en el Centro de Arqueología Subacuática de Catalunya,
en España. Participó en las excavaciones del barco romano El Culip y de El
Deltebre (1813), ambos naufragios en el mar Mediterráneo. Como parte de su
formación, también ha buceado en otros sitios de España, Francia, Argentina,
Uruguay, Chile y República Dominicana.
En el Perú ha investigado embarcaciones sumergidas en el litoral de
Lima, Callao, Arequipa y en el norte del Perú. También en el lago Titicaca,
donde identificaron plazas hundidas y construcciones sumergidas frente a las
costas de Amantani, en la denominada "Roca
Misteriosa". También realizó inmersiones en lagunas de Junín y Cusco.
Pero fue en una laguna de la Cordillera de la Viuda, en Canta, donde
logró fotografiar un tramo del Qapac Ñan o camino real prehispánico que ha
quedado sumergido por la elevación del nivel de las aguas provocado por los
deshielos.
"Varias veces estuve a punto de
congelarme pero logré identificar el patrimonio cultural sumergido", recuerda.
Qapac Ñan marino
Hoy en día, el programa Islas de Pachacámac apunta al estudio e
investigación del sistema portuario prehispánico. "Debió funcionar como un qapac ñan marino", sostiene la
arqueóloga sanmarquina. "Sabemos por las crónicas que fueron grandes
navegantes y que debió existir un circuito de puertos para el cabotaje
prehispánico".
"Investigo actualmente en
Pachacámac e intento determinar las relaciones del Santuario de Pachacámac y
sus islas. He realizado un estudio de paisaje litoral en la costa central y sur
del Perú, que me ha permitido conocer un sistema de puertos prehispánicos que
estarían posiblemente vinculados al Qhapaq Ñan", agrega, mientras señala un montículo ubicado en la
playa San Pedro, de Lurín, el punto más cercano entre tierra firme y la isla de
Pachacámac. Una vieja capilla católica corona la construcción.
Villar revela que este montículo fue una construcción prehispánica
vinculada al santuario de Pachacámac.
Todavía se puede ver a pescadores artesanales que navegan sobre balsas "de palo" y que en solo una
hora de navegación a remo pueden llegar a orillas de la isla grande. "Poco a poco los limeños dejaremos de
darle la espalda al mar y comprobaremos nuestra histórica relación con las
islas y el océano", asegura.
Fuente: Blog Rocio Villar
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